Situado en un pequeño pueblo de 40 habitantes, recientemente reformado y que mantiene la esencia de los típicos pueblos cántabros.

Nuestra casona está rodeada de montes y con vistas al Mar Cantábrico, desde algunas habitaciones y desde la piscina se ve el mar. Las playas de Noja, Isla y Ajo están a sólo 8 km.

El edificio fue construido en el siglo XVIII y tras su rehabilitación se conservó la estructura original, los materiales y el estilo de aquella época.

Los húespedes podrán disfrutar de una piscina cubierta con agua caliente y una zona con chorros. Así como 5.000 m2 de zona de ocio para organizar barbacoas, descansar, tomar el sol o leer en contacto con la naturaleza.

Los jardines son atrevasados por un pequeño riachuelo que da origen al nombre de nuestra casona.